Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1889-1890
Sesión: 25 de enero de 1890
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Bosch.
Número y páginas del Diario de Sesiones: 78, 1318-1319.
Tema: Crisis ministerial y formación del nuevo Gabinete.

El Sr. Presidente del Consejo de Ministros (Sagasta): No he de hacerme cargo de las condiciones y cualidades que, en opinión del Sr. Bosch, necesita el Ministro de Hacienda que ha de ocupar este banco en estas difíciles circunstancias. Yo celebro que S.S. se crea con todas esas condiciones para cuando llegue la ocasión; pero, en fin, si en opinión de S.S. no las tiene el que hoy ocupa ese puesto. (El Sr. Bosch: No he dicho que no las tenga el Sr. Eguilior; he hablado en términos generales). Celebro mucho esa explicación, porque en ese caso no tengo nada que decir. Opino, por lo demás, como S.S. respecto a que se necesitan grandes condiciones y estudios para despachar el Ministerio de Hacienda, y el actual me parece que tiene esas condiciones y esas cualidades para desempeñarlo dignamente.

Lo que principalmente me ha hecho tomar la palabra han sido aquellas primeras con que el Sr. Bosch empezó su discurso. Su señoría habló de importunos que han ido a llamar a la puerta de S.S., y fue más allá, diciendo que no se había prestado a ser instrumento de una intriga, de nueva explotación del pueblo y del Trono. Yo desearía que el Sr. Bosch explicara un poco estas palabras, porque como yo tuve el gusto de hablar con S.S. y de llamar a su puerta, a la que yo llamo siempre con gusto, pudiera aparecer que el importuno era yo, y que iba en busca de una intriga para explotar el pueblo y el Trono. Ruego a S.S. que me contesta a esto, por si acaso ha sido una equivocación mía. (El Sr. Bosch: He hablado en términos generales; no me he referido personalmente a nadie. ?Risas). Las tomo como conceptos generales; y como tengo la conciencia de no merecerlas, no me las aplico.

Pero S.S. ha traído un asunto del que voy a ocuparme.

Nada tengo que decir de la relación que ha hecho S.S. de la pasada crisis, porque ha sido exactísima, y ha venido a confirmar realmente lo mismo que yo había dicho. Esto, para que vaya el Sr. Marqués de Sardoal haciéndose cargo de la crisis, que no conocía, a pesar de que creo que la conoce tan bien como pueden conocerla todos los españoles, porque se ha hecho a la luz del día, y porque S.S., que sabe muchas cosas que ignoran muchos españoles, no había de ignorar esta que saben todos. (El Sr. Marqués de Sardoal: Se ha pintado al aire libre). Pues tanto mejor para que S.S. la conozca, porque si ha sido al aire libre, ha sido bien pública. (El Sr. Marqués de Sardoal: ¡Quién sabe si eso hace perder algo al cuadro!) Su señoría, que sabe hasta las cosas que ocurren en los sitios más recónditos, ¿cómo ha de ignorar lo que al aire libre pasa?

El Sr. Bosch ha dicho que la crisis no está resuelta bajo el punto de vista de la conciliación, y eso es verdad, porque se quería resolver la crisis en este concepto, y no ha sido posible resolverla.

De manera, que bajo el punto de vista de la conciliación, la crisis no está resuelta, porque no se ha resuelto de ese modo. Pero de ahí deduce S.S. la consecuencia de que no está resuelta tampoco bajo el punto de vista económico; y en este concepto yo creo que sí lo está, porque las dos tendencias que había en la mayoría en asuntos económicos están a punto de llegar a una transacción y a una completa inteligencia. No discrepamos ya nada más que un solo punto, y sobre él la transacción es fácil, porque es una cuestión de prioridad. De manera, que la crisis, bajo el punto de vista de las cuestiones económicas, está resuelta, puesto que la única diferencia que había entre uno y otro elemento de la mayoría ha desaparecido. ¿Es así como quería S.S. que se resolviera la crisis, haciendo desaparecer esas antinomias económicas a que S.S. se ha referido? Pues así se ha resuelto. (El Sr. Bosch: ¡Si no ha desaparecido ninguna!) Es que lo primero que hay que hacer para resolver las cuestiones, es entenderse. (El Sr. Bosch: ¡Pero si ha quedado demostrado que es imposible entenderse!) Pues verá S.S. cómo es posible y hasta fácil. (El Sr. Marqués de Sardoal: A fuerza de machacar). No hay que machacar más, que bastante hemos machacado. Ya verá el Sr. Bosch, y ya verá el señor Marqués de Sardoal, cómo no hay que machacar más, porque a fuerza de machacar, y se ha machacado bastante, por último, se ha realizado lo que todos deseábamos que se realizara; y una vez que estamos en inteligencia, vendrán las soluciones consiguientes a ella. (El Sr. Bosch: Cuando se discutan, ya verá S.S. cómo no ha habido ninguna inteligencia). Es posible que cuando se discutan surjan otras diferencias, pero eso sucederá toda la vida, en todas las crisis y en todas las cuestiones. Estábamos separados por cuestiones económicas; hemos llegado a una transacción, y ahora dice S.S. que cuando vengamos a discutir vendrán a surgir las diferencias.

Pues hay que tener más fe y más esperanza en el patriotismo y en el deseo de todo el mundo de resolver ciertas cuestiones que importan al país.

Ha tenido también en su discurso el Sr. Bosch una frase que espero que a mí no se refiera tampoco, por lo que respecta a mi persona. (El Sr. Bosch: Ninguna frase molesta se puede referir a S.S.) Pues no añado una palabra más, y concluyo diciendo a S.S. que esté tranquilo, que si la crisis, bajo el punto de vista de la conciliación no se ha resuelto, se ha resuelto bajo el punto de vista político, como puede y debe resolverse una crisis; que si no han venido más elementos de los que antes había, el Gobierno podrá marchar con el apoyo de sus amigos y fiando también en el patriotismo de sus adversarios. Y entre tanto, como aquellos amigos que han disentido de nosotros han de coincidir en muchas cuestiones, juntos hemos de andar el camino, juntos nos hemos de encontrar, y verá S.S. cómo esa conciliación que no ha podido hacerse por medio de una combinación ministerial, se hace lógica y naturalmente, como no puede menos de hacerse, y antes de que acaben sus funciones y su misión las actuales Cortes. (El señor Marqués de Sardoal: Pido la palabra). Hagamos todos votos para que esto suceda en bien de todos; en bien del partido liberal, en bien de las instituciones y en bien del país; y como se trata de cosas a las cuáles tenemos tanto amor, me parece a mí que no han de ser sacrificadas a las cuestiones de amor propio, a [1318] recuerdo de ofensas pasadas y a recriminaciones que deben estar olvidadas. Señores Senadores, prescindamos de nuestros odios; yo, por mi parte, puedo decir una cosa: que no me importan ni odios satisfechos, ni rencores pasados, ni nada de eso que flota muchas veces en la política de nuestro país; lo que me importa es que el partido liberal cumpla sus compromisos; lo que me importa es que se legalice pronto la situación; lo que me importa es que se vote el sufragio universal, y todos los que contribuyan a esta patriótica tarea, sin decirlo y sin querer, liberales serán, y en el partido liberal se encontrarán. ¿Qué me importa a mí que me tenga o me dejen de tener por jefe? Lo que yo quiero es que, sean soldados o jefes, estén en el partido liberal. No tengo más que decir. [1319]



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